La exfoliación sirve para eliminar las células muertas que se acumulan en la superficie de la piel, favorecer el proceso de renovación celular, activar la microcirculación y el drenaje y, en definitiva, conseguir que nuestra piel esté más bonita, más luminosa, más homogénea y más suave.
La lavanda se utiliza por sus propiedades calmantes, antiinflamatorias, antisépticas y cicatrizantes.